Conmoción

Ola marina. Fuente: Wikimedia.org
Ola marina. Fuente: Wikimedia.org

Llevo semanas en intentos por escribir un aporte más a este sitio y uno tras otro los he abandonado o desechado. No tengo palabras ante la acumulación de datos, noticias, publicaciones científicas, declaraciones institucionales, que se suceden una tras otra, todas ellas señalando anomalías inauditas, empeoramientos imprevistos, variables no suficientemente tenidas en cuenta. Entro en conmoción al comprobar que nada de esto hace vislumbrar la posibilidad de un cambio profundo en las dinámicas económicas, de producción, consumo y emisiones, políticas, sociales y culturales. Simplemente seguimos igual -empeorando aceleradamente- y reduciendo nuestras propias posibilidades como especie y como civilización, arrastrando a todos los demás seres vivos a la extinción o a ser diezmados. Se apuesta fuerte al sufrimiento, como media en su conjunto, mientras una mayoría aplaude o se encoge de hombros mientras tanto. En el mejor de los casos, se duda sobre el asunto. Tener claro que los cambios necesarios son profundos y disruptivos está tan fuera del guion como que estos van a ser por las buenas -planificada y democráticamente- o por las malas si seguimos con lo mismo que llevamos.

En mitad del alarmante incremento de las temperaturas medias de mares y océanos en todo el planeta, del registro de formación de hielo anómalamente bajo en la Antártida este invierno austral, de temperaturas altas globales de récord, de incendios sin control, de la constatación de haber superado siete de los nueve límites planetarios, de fracasos globales en cosechas cada vez más frecuentes, de los cada vez más extremos fenómenos atmosféricos que se suceden; la guerra y el enfrentamiento de Estados Unidos y sus siervos aliados contra sus rivales en la disputa de la hegemonía mundial. La Unión Europea en medio, y toda la periferia sufriendo el mismo colonialismo extractivista que es necesario para mantener la maquinaria del agonizante «sistema económico» capitalista, aunque sea en la unidad de cuidados intensivos.

«la creencia dominante de que un país rico o desarrollado es un país muy laborioso y productivo, que es capaz de ahorrar mucho y de prestar e invertir dinero en el resto del mundo, se revienta desde dentro si nos damos cuenta de que el país más rico o desarrollado del mundo que es EEUU, es el más endeudado de la Tierra: su pasivo neto frente al resto del mundo ha superado los 14 billones de dólares según datos del FMI. Creo que este pequeño detalle debería de subrayarse cuando se habla de la deuda, aunque generalmente se ignora porque los países ricos acostumbran a emitir deudas no exigibles (como el dólar o las acciones nominadas en dólares) que el resto del mundo acepta de buen grado.»

08/07/2023. José Manuel Naredo en La Vanguadia Digital. https://lavanguardiadigital.com.ar/index.php/2023/07/08/las-verdaderas-causas-del-deterioro-ecologico-son-las-reglas-de-juego-economico/

Realmente, la conmoción no me sucede en estricto sentido por la sucesión de noticias e informaciones arriba mencionadas, sino por la falta de atención en general hacia ellas, por la mirada hacia otro lado de la casi totalidad de líderes políticos, por la minimización o invisibilización de las mismas y sus enormes implicaciones desde los grandes medios de comunicación, por las ufanas esperanzas o ilusiones sobre el despliegue de soluciones tecnológicas que son meras burbujas, eternas etapas de negociación de un duelo en el que no se quiere pasar a la aceptación de la pérdida. Es, en general, por la falta de conciencia, por la atomización social y por la degeneración política que se puede constatar.

Es así porque dichas tendencias ya habían sido ampliamente anticipadas, por ejemplo, entre otr@s por Ferrán Puig Vilar en su blog Usted no se lo cree, o por Antonio Turiel, tanto en su blog The Oil Crash como en numerosas entrevistas y disertaciones.

La ralentización de corrientes oceánicas que son fundamentales en la estabilidad del clima tal como lo conocemos (hemos conocido), como la AMOC, las mayores oscilaciones de la corriente atmosférica Jet Stream del Ártico, permitiendo así que masas de aire cálido o frío se muevan en latitudes excepcionales hasta ahora, o la liberación de metano desde los fondos oceánicos y el permafrost parece que siguen sin causar extrañeza, preocupación ni alarma, en forma de toma de medidas contundentes.

Hasta este punto vengo repitiendo lo que ya se ha repetido incansablemente por tanta gente que estudia en profundidad estos fenómenos que pueden inducir, están induciendo de hecho, cambios a escala de siglos, pero no estamos teniendo en cuenta otros que afectan a escalas de años, como la erupción de volcanes como la del Hunga-Tonga y el fenómeno de El Niño, que pueden agudizar y empeorar la situación notablemente en el corto plazo. Sería suficiente para adoptar una actitud de prudencia y tomar medidas para levantar el pie del acelerador del sinsentido. Pero eso sería como «volver a las cavernas», claro.

Actuar bajo la premisa de que la encrucijada se va a sortear con coches eléctricos, paneles solares y aerogeneradores, hidrógeno verde, o sea, manteniendo el mismo modelo de producción y consumo pero cambiando tan solo la procedencia de la energía a electricidad, aunque también sea necesario en alguna medida, es un error de gran alcance. Es el modelo de producción, consumo y relaciones del capitalismo y el crecimiento continuado y sin límite del PIB/GDP lo que habría que sustituir para que los números saliesen un poco más a favor y que nos diésemos una oportunidad. A nosotr@s, a millones de seres vivos y a las siguientes generaciones.

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